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miércoles, 15 de febrero de 2012

Tamara Siniávskaya • Romances de Chaikovsky y Rachmaninov [Vinyl ruso + o - 1970s @ 320 kbps]

Continuando con la semana de los discos de vinyl raros e inconseguibles, hoy toca el turno a una grabación de la cual en los hechos no sé nada. Ni siquiera el año de producción o grabación. Algunas señas en eldisco de vinyl mismo, en el espacio final donde la aguja retrocede, parece indicar que el disco podría haber sido prensado en 1974, pues se ve un 74 precedido de otros números, pero nada garantiza que la clave numérica tenga que ver con la fecha de grabación. No obstante ello, al revisar los datos de la cantante, la soprano ruso-soviética Tamara Ilyinichna Sinyavskaia (Тамара Ильинична Синявская, en ruso) nació en Moscú en 1943, por lo que podría pensarse que dicho código numérico refiere, efectivamente, el año en que fue prensado el disco.

La escasa información disponible sobre ella está en ruso y en estonio, y merced ello es posible decir que ha cantado en países de la desaparecida esfera comunista, como la propia Unión Soviética y Corea, así como en Japón, Estados Unidos, Francia, España, y parte de su formación como soprano incluye dos años seguidos (1973 y 1974) en el Teatro a la Scala, en Milán. Grabó Boris Godunov bajo la dirección de Alexander Lazarev, Eugene Onegin (de Chaikovsky) e Iván el terrible (de Prokofief) bajo la dirección de Mtsislav Rostropovich, La novia del zar (de Korsakoff) bajo la direcciíon de Fuat Mansurov, Ivan Sussanin (de Glinka) y El príncipe Igor (de Borodin) bajo la dirección de Mark Ermler, entre otras obras notables. Su repertorio en el Teatro Bolshoi incluye los papeles principales para óperas como Aida, Rigoletto, La Traviata, Guerra y paz, La dama de picas, Carmen, Baile de máscaras, El trovador, Khovanschina, entre un largo etcétera.

La calidad sonora de este registro no es precisamente de excelencia, y por momentos parecería haber sido grabado unos treinta años antes. Sin embargo, la voz de la Sinyavskaia es suficientemente destacable como para vencer la calidad sonora monoaural del registro. Como virtud adicional, está el hecho de que se trata de un disco que recoge un repertorio que casi no ha sido grabado, y que aquí podemos escuchar de manera por demás solvente y elegante por una cantante que no sólo es capaz de recitar los versos de las canciones, sino que además las entiende y puede por ello mismo transmitir toda su fuerza expresiva y emocional, algo que una cantante europea que sólo siga la partitura difícilmente podría hacer.


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