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jueves, 31 de mayo de 2012

Berio • Laborintus 2 • Ensemble Musique Vivante, Berio

El caso de la obra Laborintus 2, de Luciano Berio, es peculiar, entre otras cuestiones porque no existe una primera parte que preceda a esta. En segundo lugar, porque es una de las obras más emblemáticas del célebre compositor italiano, y a través de la cual muchos supimos de él por vez primera. Obra singular porque incluye una suerte de recitativo sin una melodía al estilo decimonónico, con largas partes escenográficas en un sentido no escenográfico, y con la mezcla o collage de textos literarios recitados de manera dramática, ajena a la declamación, se trata de una obra espectacular que recuerda el trabajo de improvisación de los juglares medievales, y por lo cual tal vez el texto de base de esta composición sea de Dante Alighieri. No se trata, por supuesto, de una musicalización al estilo convencional en que los poemas suelen ser tratados por cantantes populares, herederos de la tradición musical romántica del siglo XVIII. Más bien estamos ante una lectura crítica de la tradición no sólo musical sino lírica, como si los intentos dantescos por establecer una lengua vulgar, es decir popular, alejada de los requerimientos de las élites, se reencontraran en pleno siglo XX y se buscara romper con las cargas y sobrecargas lingüísticas que el uso y abuso del lenguaje han legado al habla popular. En este doble movimiento es que se debe entender la notable concepción de esta obra, que aún hoy mantiene su frescura y su carácter desafiante. 

miércoles, 30 de mayo de 2012

Bach • Goldberg Variations • Bernard Labadie, Les violons du roi

Las célebres Variaciones Goldberg de Bach pueden considerarse como una de esas obras cuya complejidad y dificultad interpretativa están lejos de la comprensión del público que la tiene como una de sus obras predilectas, y es muy probable que el motivo de este relativo éxito se deba más a razones iconográficas que a verdaderas razones musicales por parte del público. Los múltiples arreglos que conjuntos de jazz han hecho de ellas, así como el hecho de que el pianista canadiense Glenn Gould las haya interpretado de una forma demasiado libre, cercana a lo que podría denominarse como una sensibilidad jazz, justamente, y su posterior aparición en la pista sonora de múltiples películas, entre las cuales la más célebre tal vez se encuentre en el soundtrack de The silence of the lambs, en donde el doctor caníbal Hannibal Lecter parecía hallar en esta particular versión un motivo de placer y tranquilidad ajena por completo a su personalidad criminal.

Como sea que se le quiera ver, se trata de una obra cuya extraña y enorme popularidad debe más a eso que Adorno llamaba la obra de arte en la era de la reproductibilidad física que a la cabal comprensión de su contenido estricatmente musical. La versión que ahora compartimos con nuestros amigos y visitantes es un arreglo para orquesta de cámara o de cuerdas, realizado por el director de orquesta canadiense Bernard Labadie, quien la hizo para su conjunto Les violons du roi, dándole a esta peculiar partitura una serie de tonos y matices ajenos por completo a la intensión original de Bach. No deja de tener su encanto, por supuesto, el hecho que ahora podamos escucharla en una sala de conciertos, en lugar de un recinto más íntimo y pequeño, ajeno por completo al mundanal ruido de las salas de concierto. Y como no podemos suponer cuál fue la intensión de Bach al escribir esta partitura para clavecín, aunque uno podría pensar que buscaba una audición reducida, íntima, informada, capaz de entender sus múltiples recovecos, en vez de estas interpretaciones pensadas más como espectáculos masivos, en busca del aplauso y el reconocimiento masivo, sólo nos resta señalar nuestras dudas y oscuras ideas al respecto, esperando que los amigos de la página disfruten en compañía de quien deseen esta obra maestra.



martes, 29 de mayo de 2012

Kalinnikov • Symphonies #1 & 2 • Theodor Kuchar, Ukraine National Symphony Orchestra

Vasili Sergeievich Kalinnikov (1866-1901) es esa clase de nombres en la historia cultural rusa que parecen confirmar ese destino trágico de todo verdadero artista que tanto seduce a Occidente. De origen humilde, Kalinnikov logró llamar la atención incluso de Chaikovsky, quien no sólo vio en el joven compositor un músico de gran valía, sino que incluso buscó la manera de ayudarlo en términos reales, lo cual no sirvió de mucho para que el músico superara su endeble salud física y financiera. Y aunque no dejó mucha obra publicada, sus sinfonías y oberturas parecen recordar, con menos elementos discursivos y ornamentales, la música misma de Chaikovsky. O quizá tal vez sea el paisaje emocional ruso el que se puede escuchar, vibrante, en ellas.

Ya antes, en 1990, Yevgeni Svetlanov, al frente de la Orquesta Sinfónica de la extinta URSS, había grabado su Segunda sinfonía así como sus dos Intermezzi, la Serenata para cuerdas y la música del ballet Las ninfas, pero el disco corrió con escasa suerte debido al derrumbe del telón de acero. Cinco años después, en 1995, la disquera Naxos editó y grabó sus dos sinfonías, con una mucho mejor toma de sonido y una interpretación más vibrante, imaginativa y libre. El resultado es un disco exquisito de un compositor prácticamente olvidado, cuyo trabajo musical no tuvo la oportunidad de madurar ni de rendir frutos, pero cuyos magistrales esbozos pueden darnos idea de la verdadera estatura intelectual subyaciente en este espléndido músico post-romántico. Una pequeña joya que no hay que dejar pasar.

lunes, 28 de mayo de 2012

Cecilia Bartoli: Recital Mariinsky. Valery Gergiev [22.03.2012]

Pocas veces esta Fonoteca comparte un concierto con escasa diferencia entre la fecha de ocurrido y su aparición en el blog. Este es uno de esos conciertos que ameritan ser compartidos lo más pronto posible pues en su participación se conjuntan dos de las más poderosas personalidades de la música actual: por un lado, al vigoroso y en ocasiones criticado director de orquesta ruso Valery Gergiev, y por el otro a la soprano italiana Cecilia Bartoli, en un concierto especial del pasado 22 de marzo de 2012 en el Teatro Mariinsky, anunciado originalmente a las 22:00 horas, en una gala de concierto a beneficio de la restauración de la Biblioteca del Teatro Mariinsky. Como podrán observar a la derecha, la portada de este disco, si se le puede llamar así, es cortesía de este espacio, pues aunque el archivo contiene el programa de mano del concierto, éste está en su totalidad en ruso, y no hay una sola imagen que pudiera ser utilizada en beneficio de ustedes. Por el tamaño, la imagen sólo puede ser usada para iTunes o reproductores de mp3.

La Bartoli fue invitada personalmente por el director ruso, y ella aceptó gustosamente en participar en un evento de esta naturaleza. La grabación corresponde específicamente a lo que se suele llamar en el mundo del rock a un bootleg, o sea una grabación no oficial, y pese a ello la calidad sonora es más que digna, y en la clásica escala de calidades sonoras para este tipo de materiales éste obtendría sin ningún problema un 8 en una escala de 10. El programa del concierto contemplaba las siguientes obras, si bien de último momento hubo algunos pequeños cambios que tendrán que descubrir cuando descarguen el archivo:

Wolfgang Amadeus Mozart 
Overture from the opera Le nozze di Figaro 
Concert overture for soprano and orchestra Chi sà, chi sà qual sia, K. 582 
Sesto’s aria from the opera La clemenza di Tito 
Symphony No 23 in D Major, K. 181 
The motet for soprano and orchestra Exultate jubilate, K. 165

Gaetano Donizetti 
Andante sostenuto from the Clarinet Concertino in B Flat Major

Gioachino Rossini 
Semiramide’s cavatina from the opera Semiramide

Felix Mendelssohn 
Scherzo in G Minor from Octet, Op. 20 
(orchestral version by the composer)

Gioachino Rossini 
Willow Song and Desdemona’s Prayer from the opera Otello 
The Storm from Scene 2 of Act II of the opera Il barbiere di Siviglia 
Angelina’s scene and rondo from the opera La Cenerentola


viernes, 25 de mayo de 2012

Vangelis [1985 GRE] Invisible Connections [mp3 @ 320 kbps]

Tras la grabación de Soil festivities, Vangelis sorprendió al mundo de la música al publicar su siguiente disco, Invisible connections, en la prestigiosa casa discográfica Deutsche Grammophon. Quizá esto sea lo más anecdótico del asunto, pues el célebre músico griego no volvería a grabar nada para esta disquera. Sin embargo, el disco significó un momento muy importante en su trayectoria, y abrió las puertas de par en par para toda una serie de trabajos de corte similar, es decir experimental y sumamente abstracto, sin concesiones de ninguna especie para el público que empezaba a identificarlo como autor de bandas sonoras para películas especialmente exitosas como Blade runner y Chariots of fire, entre muchas otras, que lo hacía particularmente visible como músico pero cuyos resultados empezaban a sonar, ya desde esa época, muy predecibles y llenos de clichés sonoros. Invisible connections de hecho traza un vínculo, o conexión invisible, con el más radical de sus trabajos de la década previa: Beauborg, un desafiante álbum de 1978 cuyas referencias no son del todo claras pero cuya idea rectora conduce a la calle francesa donde se asentaban no pocos de los actos de vanguardia experimental más importantes del fin de esa década, y en donde se asentaría el Centro Pompidou.

En ese sentido, Invisible connections se queda un poco corto en cuanto a resultados, pues no alcanza la radicalidad de si predecesor ni la de otros trabajos más abstractos como el de El Greco, de una década después, y cuyo vínculo con el ya mencionado Beaubourg es mucho más evidente. Pese a todo, se trata de un trabajo de gran importancia pues es uno de los primeros intentos significativos de Vangelis por establecer una ideantidad musical de vanguardia como la que había caracterizado casi todos sus trabajos de la década anterior, y evitar así caer en los facilismos que las etiquetas comerciales del New Age empezaban a operar sobre su identidad como músico.

jueves, 24 de mayo de 2012

Vangelis [1984 GRE] Soil festivities

Para la década de los años ochenta Vangelis contaba ya con más de una veintena de álbumes que lo colocaban como el músico griego de mayor proyección internacional, grabando álbumes no sólo de producción propia, sino para bandas sonoras de películas cada vez más célebres, como la ganadora del Oscar de 1981, Chariots of fire. Pero muy pronto Vangelis quizo ir más lejos de lo que hasta entonces había realizado en muchos de sus discos previos, en espacial sus álbumes más existosos de mediados de la década de los setenta, Albedo 0.39, Heaven and Hell y Spiral, en los que el músico griego trabajaba a través del conocido método de grabación por multipistas, en la que cada parte del disco se graba por separado, y en el estudio se hace el montaje de las diversas pistas, exactamente como hacía su contemporáneo inglés Mike Oldfield y muchos otros artistas. El resultado fue un álbum poderoso y absolutamente poético, lleno de imaginativas melodías y toques atmosféricos cercanos al Ambient, sin abandonar el toque sinfónico característico de toda su música. 

Con el sobrio título de Soil festivities Vangelis nos entregó una de sus obras maestras de la década de los ochenta, una suite en cinco movimientos cuya principal característica radica en que cada uno de ellos fue grabado en una sola toma, sin superposiciones ni edición posterior de ninguna especie. El primer y extenso movimiento, de casi 20 minutos, es un poderoso discurso musical de corte semi-minimalista que parece llamar a la naturaleza y sus fuerzas incontrolables, pero que al mismo tiempo es la perfecta introducción para un disco que es fascinante y espectacularmente deslumbrante.

martes, 22 de mayo de 2012

Aura, la ópera

por Mauricio Rábago Palafox

Aura es el título de la ópera cuya música compusiera en 1988 Mario Lavista (Cd. de México 1943) Basada en la novela de Carlos Fuentes (1928 – 2012) cuyo fallecimiento aún llora todo México.

No hace mucho publicó Hugo Roca Joglar un estupendo artículo donde relata que en 1986, paseando Mario Lavista por el centro histórico de la Cd de México, se topó con la entrada de una vieja casona que mucho le evocó aquella donde se desarrolla Aura, la novela, y entonces supo el compositor que había encontrado el tema para su obra, desde hace tiempo acariciaba la idea de escribir su primera ópera pero no encontraba la historia.

En cuanto se publicó, hace justo 50 años se le consideró como una obra fundamental de la narrativa mexicana; un prodigio de novela fantástica. A los pocos años ya era muy famosa y se la pedía en las escuelas, pero su fama se multiplicó y sus ventas se fueron a los cielos cuando Carlos Abascal entonces secretario de Gobernación, se quejó con la directora de la escuela de su hija de que ¡le habían dejado leer esa novela! la cual le pareció al político indecente e impropia. A la maestra de literatura (graduada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM) la despidieron en el acto, lo que la catapultó a la fama, incluso la invitó Ricardo Rocha a participar permanentemente en un programa no recuerdo si de tv o de radio, hoy día es una actriz exitosa. Y por su parte Carlos Fuentes en entrevista televisiva agradeció al influyente político su desatino, a raíz del cual se agotó la obra en todas las librerías. Yo desde luego corrí a releer la novela para ver qué fue lo que tanto escozor había ocasionado al ultraconservador secretario.

Dos años y medio después de haber comenzado Mario Lavista el trabajo compositivo de su ópera, se estrena en el Palacio de las Bellas Artes, un 12 de abril de 1989. El compositor escribió pensando específicamente en los interpretes, Aura: Lourdes Ambríz, Consuelo: Encarnación Vázquez, Felipe: Alfredo Portilla, Llorente: Fernando López. Veintiún años después de su estreno la grabación en vivo tomada en Bellas Artes el día del estreno, se remasteriza y se lanza a la venta bajo el sello discográfico Tempus-Conaculta y eso es un hito pues “No suele hacérsele justicia a nuestros compositores en su propio país” declara para Proceso Manuel Yrizar, apasionado del genero operístico, quien por más de veinte años produjo las transmisiones televisivas de ópera para Canal 11 del IPN. A Yrizar lo conocí en las clases de canto del maestro Jaso allá por el año 67 o 68, él era un estudiante de la facultad de derecho, enamorado del canto operístico y vecino de la colonia San Pedro de los Pinos. Yrizar mismo escribió hace tiempo: "Recuerdo que Aura fue estrenada en el Festival del centro Histórico de la Ciudad de México, grabada y transmitida por Canal 11 y por Televisa, La grabación del audio, ahora puesta en circulación habla por sí misma. Posteriormente Aura regresó como un fantasma a la vieja casona del centro y desde entonces no ha vuelto a ser representada. Por más esfuerzos que su compositor, uno de los talentos más importantes en el ámbito musical mexicano, ha realizado para que vuelvan a representarla. La verdad es que a nadie le ha interesado hacerlo. Lo hubieran hecho para las fiestas del Bicentenario”.

Estuve en los ensayos y todas las funciones. Es una ópera importante a la que se le ha negado su reposición. La música es maravillosamente bella. Esta estructurada de manera magistral. Los temas de cada personaje y de la casa sirven como base sólida a todo el entramado dramático. La atmósfera que se crea es mágica y elocuente, debe reponerse.

Ópera en un acto dividido en 11 escenas, dirigieron en el estreno Arturo Diemecke, orquesta y Ludwik Margules, la escena. Oquesta y coro del Teatro de Bellas Artes.

Como en nuestro país somos fanáticos a los homenajes póstumos, seguramente a estas alturas las autoridades culturales ya deben de haber girado instrucciones, de que se reponga la ópera a la mayor brevedad, ¡ya verán!

jueves, 3 de mayo de 2012

Vangelis [1977 GRE] Spiral [90 MB mp3 @320 kpps]

Después del deslumbrante trabajo en el precedente Albedo 0.39, Vangelis se embarcó en el arduo trabajo de preparar su siguiente disco, sabiendo que los dos previos eran ya discos de culto y decididos éxitos internacionales. La pregunta que cualquier fan se habría hecho (y que de hecho muchos se hicieron en la época) habría sido cómo superar lo hasta ahora realizado, cómo llenar las expectativas de los fans y seguidores, deslumbrados por dos álbumes conceptuales de enorme complejidad y belleza lírica. La respuesta del gran músico griego fue sencilla: regresar a lo simple, dirigirse a un concepto que le diera total libertad expresiva y compositiva. Ese concepto provino del Tao Te King, un libro de poesía y filosofía clásica chino que ha iluminado y guiado a innumerables generaciones de lectores a lo largo y ancho del mundo. Tal concepto aparecía en la parte baja de la portada del disco, ilustrado por un amplio cielo azul que es cruzado por un cable conector de audífonos, por cuya simple espiral saliendo de las nubes corre el sonido electrónico que parece dirigirse hacia el infinito, pero que al mismo tiempo se encuentra enraizado en la invisible tierra que en su ausencia parece aguardar su llegada para realizar el vínculo entre sonido y audición. 

De esta idea surgida de lo que C.G. Jung llamaría coincidentia oppositorum es que Vangelis elabora el tejido musical de su intenso y sorprendente nuevo álbum de 1977, Spiral, en el que la simpleza melódica, como en la pieza que da título y abre el disco, parece hallarse cercana a un impreciso minimalismo, con lo que de hecho Vangelis recupera la simpleza de trazos melódicos con la opulencia de su sonido sinfónico en el que se mezclan asombrosamente la música electrónica con ritmos jazzeados y atmósferas contrastantes. El resultado fue, de nueva cuenta, sorprendente, y refrescante. Al alejarse de toda pretensión conceptual que buscara superar aquellos manejados en los dos discos precedentes, Vangelis de hecho dio una lección de cómo los opuestos justamernte se atraen, y que el contraste entre temas decididamente explosivos, como el que da título al disco y "Dervish D", con aquellos más reflexivos como "Ballad" y "To the unknow man", y el inteligente tejido en espiral que vincula el tema de apertura del álbum con el de cierre "3+3", le dieron al disco un abierto carácter interrogativo, apenas disfrazado por el cable del audífono de la portada, al mismo tiempo que festivo y meditativo, característico de su música de ese periodo. Un disco en verdad deslumbrante, que no ha perdido su frescura y su carácte enigmático y poético.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Vangelis [1976 GRE] Albedo 0.39 [mp3 @ 320 kbps]

Después del éxito inesperado de Heaven and Hell, Vangelis se embarcó en su siguiente álbum, el cual resultó ser una absoluta obra maestra: Albedo 0.39, que es el índice de refracción de luz del planeta tierra, y que podría considerarse como la respuesta musical al álbum del mismo año de Jean-Michel Jarré, Oxygene. Y en cierto sentido lo es. Porque no sólo tiene en común abordar casi el mismo tema, el planeta tierra, sino que además, musicalmente hablando, este es mucho más rico en sonidos musicales de carácter sinfónico y una hábil creación de atmósferas sonoras que van más allá de la simple (si tal término puede ser aplicado en ambos casos) electrónica, sino que además hay aproximacíones muy notables hacia el ámbito del free-jazz y la música coral que ya su disco anterior había puesto en evidencia.

Igual que el disco previo, Albedo 0.39 se convirtió en un clásico instantáneo, entre otras cosas, porque a diferencia del de Jarré, éste no sonó en prácticamente ninguna estación comercial en el mundo, mantieniendo casi intacto su carácter prístino y hasta cierto punto experimental. De alguna manera, el éxito comercial del álbum de Jarré fue visto por los seguidores del krautrock y la electrónica alemana a la Tangerine Dream y Kraftwerk como una concesión tramposa al mercado internacional del disco, además de que el sonido de Jarré no era especialmente novedoso, y la huella de Tangerine Dream era notoria.

Por el contrario, el disco de Vangelis lo tenía (y aún lo tiene) todo: era espectacular, magnificiente, poderoso, enormemente evocativo, pero sobre todo, algo que Jarré no podía (ni pudo jamás) ofrecer: era poético, y sus atmósferas semi-oníricas y espaciales no parecían tener nada del carácter espurio que aún hoy muchos le echamos en cara al trabajo de Jarré. La asombrosa introduccón con órgano a "Nucleogenesis (Part One)" sigue siendo uno de los momentos de fuerza expresiva y originalidad que Jarré no podía siquiera concebir. El carácter sinfónico de este majestuoso disco es simplemente asombroso y a diferencia del disco de Jarré, mantiene un tono de frescura y novedad indatable que del que el francés carece. Una absoluta obra maestra que consagró a Vangelis como uno de los grandes maestros de la música electrónica, y un clásico instantáneo.

martes, 1 de mayo de 2012

Vangelis [1975 GRE] Heaven and Hell [mp3 @ 320 kbps]

Las cuatro entregas siguientes de la Fonoteca están dedicadas a uno de los músicos más importantes y propositivos en la escena internacional: el griego Evangelos Odyssey Papathanassiou (nacido en 1943), mejor conocido por el nombre artístico de Vangelis. Prolífico tecladista y creador de un sonido tan personal que es el único tecladista  cuya música en los teclados no tiene escala en sus coetáneos alemanes Tangerine Dream. Con una trayectoria que abarca más de 40 años sin interrupciones desde su paso por aquel legendario grupo Aphrodita's Child, del cual salió también el vocalista, Demis Roussos, Vangelis ha escrito música para cine tanto como música no relacionada con la escena.

En 1975 lanzó al mercado el disco que lo convertiría, casi de la noche a la mañana, de un artista de culto en ciertos círculos de escuchas especializados en música de vanguardia, como el rock progresivo y similares, a una súper-estrella de la música electrónica. Heaven and Hell fue el nombre del más ambicioso trabajo musical que hubiera realizado hasta entonces, y contaba con la participación de Jon Anderson, cantante de Yes, y cuya presencia ayudó a que el disco se abriera paso en el complejo y difícil mundo de la escena europea de la época, justo cuando el rock progresivo empezaba a ver su declive. La monumerntal obra del griego fue una verdadera bocanada de aire fresco para una escena musical que no sabía a ciencia cierta hacia dónde moverse. Unos años después, cuando el cosmólogo y físico estadounidense Carl Sagan hiciera su exitosa serie Cosmos, utilizaría parte de la música de este disco como insignia musical identificatoria de su serie.

Hecho a partir de dos grandes suites de corte sinfónico-coral que abarcaban cada una un lado del disco original de vinyl, el disco es una muy libre representación musical de lo que serían el cielo y el infierno, con sus atmósferas opresivas y a veces percusivas, en especial en la primera parte de la segunda suite, con pasajes más líricos, en tonos que recuerdan ligeramente el krautrock alemán pero que al mismo tiempo se distancia del género merced a la maravillosa musicalización del griego. No sólo se trató probablemente del disco hecho por un griego más vendido de la historia, sino que se volvió tanto en disco de culto como en un clásico que debería formar parte de cualquier fonoteca que se respete. Y como muchos de ustedes seguramente no lo tienen, o no lo han escucha, o lo tuvieron pera ya no, o lo escucharon hace mucho, aquí está la oportunidad de tenerlo y escucharlo completo.