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domingo, 18 de diciembre de 2011

[SPECIAL 4TH ANIVERSARY POST] Rebellion. The Litvinenko Case [624 x 352] (2007, Andrei Nekrasov, English subtitles)

Con motivo del cuarto aniversario de la Fonoteca, tendremos ahora una semana de no distracciones; una dosis de realidad, de esa que muchas veces no nos gusta ver porque duele, insulta, quema como el ácido, porque duele. La primera dosis de esta semana es un documental impresionante, uno de los más dolorosos testimonios acerca de la corrupción y la ambición política en un nivel en verdad demencial. Fue estrenado en 2007 en el marco del Festival Internacional de Cine Contemporáneo, FICO 2007, y muestra hasta dónde puede llevar el deseo de venganza y el cinismo político, incluso de los partidarios del acusado. La persecusión política y eliminación del agente ruso Alexander Sasha Litvinenko llegó a todas las planas de todos los periódicos, así como de los noticieros televisivos y radiofónicos de todo el mundo cuando se supo que había sido envenenado por Polonio. Pero así como llegó la noticia, así desapareció, hasta que este documental lo volvió a poner frente a nuestros ojos. Su foto en la cama de hospital, de donde jamás se recuperó, recorrió la conciencia del mundo clamando por justicia, la cual le fue negada, pues oficialmente no hay a quién acusar ni a quién procesar, y el único sospechoso, quien aparece en pantalla hablando cínicamente de la necesidad de hallar al culpable, parece burlarse de la justicia sin siquiera inmutarse. Decir que se trata de un casi sin precedentes sería faltar a la verdad: a lo largo de la historia, los jhefes políticos se han desecho de sus oponentes de mil formas, siempre efectivas, a veces discreta, a veces cínicamente públicas. En la historia de Rusia el más célebre caso de un tipo de persecusión y eliminación de un enemigo polítipo, que igual que este caso, atravesó dos continentes y un océano para llevarse a cabo, fue el de León Trotsky, quien después de servirle a Stalin como su mano operadora en la muerte de millones de compatriotas suyos, y de otras nacionalidades, como los rumanos, fue tenazmente alcanzado y asesinado en Coyoacán. Lo que hay detrás del asesinato de Litvinenko es un ejemplo de impunidad y complicidad internacional, la cual incluso enfrió durante varios años las relaciones ruso-británicas.

El documental de Andrei Nekrasov muestra a Vladimir Putin como un hombre que desde sus tiempos de estudiante se mostró como un arribista y un espía al servicio del Estado, y cómo esa relación enferma y rastrera no sólo le sirvió para sobrevivir a ese Estado sino para beneficiarse por encima de sus propios compatriotas, y cómo desde ese mundo supuestamente socialista, la barbarie capitalista emergió como de un fervoroso caldo de cultivo para sentar sus reales, y esperar que un manto de silencio y complicidad los protegiera. Nekrasov entrevista a Litvinenko sin percatarse ni prever que sería el último testimonio que brindaría; uno como espectador queda horrorizado al ver la dramática (por decir lo menos) transformación de Litvinenko de un hombre sano y normal a la figura espectral y demacrada que termina por desvanecerse. Putin y sus agentes intentaron silenciarlo por las acusaciones que lanzó contra su desmedida ambición política, pero en lugar de acallarlo le dio legitimidad y credibilidad a sus acusaciones.


Repongo este documental que compartí con ustedes hace tres años, durante el primer aniversario de la Fonoteca, esta vez en un solo enlace de descarga, con la posibilidad de verlo en línea por si no desean descargarlo. El documental está en su lengua original, inglés y ruso, con subtítulos en inglés, los cuales deberán descargar también para poder verlo. Si se les hiela la sangre es porque el documentalista cumplió con su labor.

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